Un Tributo a Steve Prefontaine
El pasado 30 de mayo se conmemoró el 30 aniversario de la muerte de un gran atleta. Al momento de su trágico deceso en un accidente automovilístico, sostenía los récords estadounidenses en cada distancia desde los 2,000 hasta los 10,000 metros, una hazaña jamás lograda antes o desde entonces.
Nació en Coos Bay, Oregon, el 25 de enero de 1951. Era imposible vencerlo en carreras de más de una milla, por la simple razón que él tenía que ganar.
Aún no llegaba al punto más alto de su corta carrera, pues murió en 1975, a sus 24 años de edad. Sin embargo, con su desempeño sigue inspirando a corredores alrededor del mundo, con sus increíbles tiempos, sus frases memorables, su habilidad para correr, pero más importante su deseo de ganar.
“Mucha gente corre una carrera para ver quién es el más rápido. Yo corro para ver quién tiene más agallas, quién puede castigarse a sí mismo en un ritmo exhaustivo, y al final, castigarse aún más. Nadie va a ganar una carrera de 5 mil metros después de correr dos millas fáciles. No conmigo”. Steve Prefontaine
Corría cada competencia como si fuera la última. Durante cinco años, ningún corredor norteamericano pudo vencer a Prefontaine en ninguna distancia superior a una milla. Inclusive el día anterior a su muerte, agregó una victoria más a su currículum.
“Pre” (como le llamaban), forzaba sus propios límites. Entrenaba dos veces al día, para acostumbrarse al dolor y al cansancio, de tal forma que ningún otro corredor pudiera tolerarlo; aguantaba niveles de fatiga sumamente elevados.
Durante sus cuatro años en la Universidad de Oregon, bajo el mando del legendario entrenador Bill Bowerman (co-fundador de Nike), nunca faltó a una competencia ni a un entrenamiento, y ganó 21 carreras consecutivas.
No sólo era talentoso y entusiasta, además era muy carismático. “Yo no sólo salgo a la pista a correr. Me gusta darle a los espectadores algo emocionante”, solía decir. Cuando Prefontaine corría, los gritos y ruidos en las gradas eran ensordecedores. Cuando ganaba, daba varias “victory laps” para agradecer a sus fans el apoyo, y éstos gustosos coreaban “Pre, Pre, Pre”.
Steve Prefontaine corría por el amor a correr, y nada más. Aún y con las buenas cantidades de dinero que generaba su presencia en las pistas, Prefontaine vivía de cupones para comida otorgados por el gobierno para personas con bajos ingresos y el salario de 3 dólares diarios permitido por la American Athletic Union (AAU). Las reglas establecían que los atletas profesionales no podían competir por los más altos honores (medallas olímpicas). Así que Prefontaine dejó ir una fortuna para poder obtener una oportunidad para romper el récord mundial en las olimpiadas de 1976.
Predicó a favor de los atletas, de su derecho a ganar dinero mientras entrenaban. Aunque no pudo ver los frutos de su siembra, su lucha tuvo éxito y el deporte en Estados Unidos cambió para siempre. Después de su muerte, la AAU desapareció y se les permitió a los atletas ser pagados.
Por si todo esto fuera poco en su biografía, Prefontaine fue el primer atleta de clase mundial, en utilizar tenis Nike cuando la marca apenas nacía y tuvo influencia en los diseños. Hasta llegó a enviarles tenis a sus competidores alrededor del mundo.
“Yo voy a trabajar tan duro para que sea una carrera de puras agallas al final, y si lo es, yo soy el único que la podrá ganar”.
“Dar algo menos que lo mejor de ti, es sacrificar el don”.
Es honorado cada año en una carrera de 10 kilómetros, la Prefontaine Memorial Run, cuya ruta solía correr Prefontaine y la meta está en la pista de la preparatoria donde compitió por primera vez.
Se extrañan los atletas como Steve Prefontaine, cuya determinación y pasión hacia su deporte era infinita. El dinero no importaba, era su satisfacción de saberse el mejor lo que más lo motivaba.
El dolor, el cansancio, la fatiga se olvidaba con un triunfo, con un público coreando su nombre…
PD: Si quieres saber más sobre Steve Prefontaine, hay documentales (Fire on the Track), libros (Pre: The story of America’s Greatest Running Legend), y hasta películas, “Without limits”.
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